El liderazgo de Leonel Fernández puede ser estudiado desde diversas facetas, puesto que constituye una mezcla de visión, misión, inteligencia, credibilidad y actitud (determinación). Sin embargo, considero que la principal razón del liderazgo de Leonel radica en el ser humano. Es un líder que sustenta en las personas. Pat Mesiti en su obra Actitudes y Altitudes –La dinámica del liderazgo del siglo XXI- (2010, p.7) aduce que “los líderes permiten que los individuos hagan lo que necesitan hacer de la forma más productiva y beneficiosa. El liderazgo tiene que ver con las personas, de principio a fin.”
Dentro de la diversidad de líderes políticos que tiene la sociedad dominicana, el doctor Leonel Fernández es por el momento el único que puede ser calificado como un sembrador y un sepulturero. Leonel es un líder que vive permanentemente sembrando semillas para el desarrollo y bienestar de su pueblo. Es un liderazgo bien ejercido que produce resultados positivos en las personas.
El gobernador Bill Richardson denominó la candidatura de Barack Obama como “una oportunidad para nuestro país que se da una vez en la vida”, y eso mismo puede decirse de Leonel Fernández para el caso de la República Dominicana. Por eso la población lo valoró y lo respaldó en las consultas electorales del 2004 y 2008 con un porcentaje de votación y aprobación que no le había dado a ningún otro gobernante en la historia de la vida republicana.
Leonel ha utilizado tanto sus ejecutorias como la riqueza del conocimiento y la sabiduría de que está revestida su persona, para sembrar nuevos y sanos valores y sepultar comportamientos y conductas negativas. Es un líder servidor que suministra dirección, propósito, optimismo y sentido de logro. Son muchos los dirigentes del PLD que jamás pensaron que podían ser senadores, diputados y alcaldes, pero estimulados e impulsados por el liderazgo de Leonel Fernández han llegado a sitiales importantes en la política, en la vida y en la sociedad.
El asombroso crecimiento que ha experimentado el liderazgo de Leonel Fernández tiene mucho que ver con sus mensajes esperanzadores que rebasan las divisiones de partidos, clases sociales, género y religión. Es un liderazgo capaz de sembrar esperanzas en todos los segmentos de la población y sectores de la sociedad. El liderazgo de Leonel representa un cambio, un nuevo comienzo y un futuro optimista.
Leonel ha sembrado el territorio nacional de las infraestructuras físicas y materiales fundamentales para el desarrollo y el progreso colectivo del pueblo dominicano. Pero también, ha sembrado la unidad en la familia dominicana, puesto que es un liderazgo basado en las relaciones humanas. Como subraya Mesiti (2010, p.8) “el líder relacional es una de las grandes necesidades de nuestros tiempos. Los lideres que logran relacionar, unir, estimular, servir, son quienes hacen que otros logren alcanzar el potencial de su vida. Los líderes relacionales no sólo estimulan a otros a hacer mejor esfuerzo, sino que les muestran que pueden lograr mucho más de lo que creen, mediante sus habilidades naturales. Los líderes relacionales producen individuos que tienen el valor de emprender una tarea aun si no tienen la experiencia, y hacen que lo legren, porque el líder es capaz de motivarlos de tal modo que alcancen sus metas.”
Leonel Fernandez ha sembrado los cimientos de una nueva cultura política sustentada en el diálogo y la concertación, y que ha contribuido de manera significativa al fortalecimiento y consolidación de la institucionalidad del Estado Social y Democrático de Derecho en esta primera década del siglo XXI.
El presidente Leonel Fernández tiene bastante adelantada una tarea que deberá culminar en el futuro inmediato. Quizás, aún sin proponérselo, en la medida en que el gobernante se ha ido consolidando como líder paradigma de este mundo globalizado y de esta sociedad del conocimiento, ha ido poniendo en descanso a una generación de políticos representativos del pasado. Estos, como es de esperarse, se aglutinarán y formarán un frente para tratar de retornar al poder, y luego volcarse en su contra.
Las mayorías de los políticos dominicanos perciben un futuro nublado, mientras que Leonel Fernández ve un futuro claro, dibujado con esperanza, valor y osadía. Leonel pone sus miradas en metas grandes, en obras trascendentes, pero sin descuidar las pequeñas necesidades. Los gobiernos del PRD, por el contrario, nunca han emprendido grandes proyectos, pasan sus cuatros años envueltos en percatas minutas, por eso cuando se le pregunta que expongan su legado, no tienen que argumentar.
Leonel tiene un hábito positivo de acometer metas ambiciosas y arduas, y eso lo convierte en un liderazgo fuerte, sembrador de una obra duradera, imborrable en el tiempo.
Los logros alcanzados por el liderazgo de Leonel Fernández en la sociedad dominicana, en la organización política que dirige, así como su influencia positiva en la construcción de la democracia en América Latina y el Caribe, lo hacen artífice de un liderazgo basado en resultados. Otros son líderes basados en promesas, en el deseo de llegar al poder para hacer algo, mientras el liderazgo de Leonel tiene la ventaja de cara al futuro que su sustenta en hechos, realizaciones palpables que están al goce y disfrute de sus conciudadanos. Si es cierto, que el paisaje bíblico: “Por sus frutos lo conoceréis” se aplica con éxitos en la perpetuidad del liderazgo político, Leonel Fernández tiene aún por delante, un porvenir asegurado. El liderazgo, en última instancia, solo se sustenta en los resultados. Por eso, los candidatos del Partido Revolucionario Dominicano han lucido pobres y desarmados frente a los candidatos del PLD en las contiendas electorales de las primeras décadas del siglo XXI dominicano.
En el ciclo de la democracia, la República Dominicana ha tenido una cantera de líderes buenos, pero grandes líderes en función de los resultados y obras transformadoras de la sociedad, tenemos a Balaguer y Leonel. Aunque muchos analistas quisieran, no es posible separar los triunfos alcanzados por el PLD en cuatros elecciones consecutivas realizadas entre el 2004 y el 2010 del liderazgo de Leonel Fernández. Tampoco es posible separar los niveles de crecimiento y desarrollo alcanzados por la República Dominicana en la primera década del siglo XXI del liderazgo de Fernández, puesto que es un líder que posee amplias habilidades e influencias, y por tanto, genera buenos resultados tanto en el Estado como en su partido.
En la percepción popular, uno de los puntos débiles de Leonel Fernández como gobernante es que no hace cambios rutinarios en su Gabinete. La población se sentiría más a gusto con la gestión de Fernández si este hiciera más cambios, por lo menos los 27 de Febrero y los 16 de Agosto en el tren gubernamental. Su estilo causa disgusto y desencanto en fechas especificas, pero no es malo, lo que sucede es que el presidente Joaquín Balaguer quien gobernó por 22 años durante el ciclo de la democracia acostumbró a la población a los cambios rutinarios de los funcionarios públicos. Es interesante la acotación hecha por John H. Zenger y Joseph Folkman en su obra El Líder Extraordinario –Transformando los buenos directivos en lideres extraordinarios- (2008, p.57), de que “los lideres buenos obtienen buenos resultados, producen menos rotación de personal, una mayor rentabilidad y un compromiso más alto por parte de los empleados.”
En la gestión del liderazgo de Leonel se percibe un equilibrio de los resultados. El gobernante ejecuta y presenta sus logros por tramos, equilibrando los objetivos a corto plazo con los de largo plazo. Mezcla realizaciones con esperanzas. No tiene que enfatizar en lo que hace, puesto que el ciudadano lo percibe día a día a través de una efectiva política de comunicación, como también percibe sus ejecutorias de cara al futuro. Lo que el gobierno hará, también es conocido por todos. Eso lo hace un liderazgo creíble y auténtico, un camino cierto, no una aventura.
Leonel Fernández es un modelo de liderazgo con alto rendimiento que fomenta los enfoques alternativos y las nuevas ideas, generando soluciones creativas e ingeniosas en respuestas a problemas planteados. Es un líder innovador dentro del orden establecido que cuestiona permanentemente y de manera constructiva el procedimiento habitual de hacer las cosas, en búsqueda siempre de nuevas y mejores maneras de cumplir con su misión.
Stephen R. Covey, aduce en su obra Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva (2010, p.53) que la gente quiere sustancia, quiere evolución. Quiere algo más que aspirinas y parches. Quiere resolver los problemas crónicos subyacentes y centrarse en los principios que producen resultados a largo plazo.” Como aduce John C. Maxwell, las personas “nos ganamos la vida con lo que recibimos, pero hacemos la vida con lo que damos”.
El liderazgo de Leonel Fernández ha creado una cultura del aprendizaje que fomenta el desarrollo individual de sus compatriotas. Mientras inspira y motiva a los jóvenes y les enseña que ellos pueden ser protagonistas de la historia, instrumentos constructivos de su propio destino, actúa consciente de que está moldeando el futuro del país.
Autor: Belarminio Ramírez Morillo
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