miércoles, 8 de agosto de 2012

JUAN BOSCH: LA FUNCIÓN DEL LÍDER


¿Qué es un líder político y qué función tiene en su partido y en su país?
  
El trabajo que a continuación presentamos del profesor Juan Bosch “La FUNCIÓN DEL LÍDER” fue publicado el 28 de julio 1972 en la revista “política” órgano de difusión y formación política del PRD; del PRD de entonces cuando Bosch era su Presidente y Líder, es decir antes de renunciar a ese partido y decir que ya había cumplido su misión histórica.
  
Pintura al oleo de Juan Bosch  posando frente a otra pintura de Duarte, de Miguel Nuñez, el pintor de la patria 

Si nos limitamos a estudiar el problema del liderazgo en la República Dominicana, después de la muerte de Trujillo y dentro del campo de los partidos que el pueblo reconoció, aunque fuera por un tiempo breve, como opuestos al sistema que implantó Trujillo, debemos preguntarnos y respondernos porqué desde principios de julio de 1961 hasta ahora se formaron y desaparecieron en nuestro país tantos partidos y grupos, y por qué con ellos surgieron tantos aspirantes a líderes que no tardaron en volver a la oscuridad política en que habían vivido o se retiraron a posiciones modestas en la vida pública.

El que busque la respuesta a esas preguntas fuera de las ciencias políticas se dedicará a enumerar una por una todas las que considere que fueron debilidades de carácter o fallas de la inteligencia de esos aspirantes a líderes que actuaron en nuestro país a partir de julio del 1961. ¿Y qué haría con eso?¿Lograría hallar una explicación para el fracaso de esos aspirantes a líderes? No la hallaría, porque la explicación del fracaso (o de los fracasos) tiene que ser elaborada analizando, en primer lugar, no a los aspirantes a líderes sino a la sociedad  dominicana, tal como ésta ha venido siendo desde el mes de julio de 1961, y al decir que “ha venido siendo” se deja dicho que desde entonces acá en ella se han operado cambios de esos que se ven (es decir, en cantidad o cuantitativos) y de los que no se ven (es decir, en calidad o cualitativos).

Tal como lo dijo hace muchísimos años Jorge Plejánov (El papel del individuo en la Historia, Editorial Grijalbo, S. A.,México, D. F. 1960, p.61). “Sabemos ahora que los individuos ejercen frecuentemente una gran influencia en el destino de la sociedad, pero (sabemos también) que esa influencia está determinada por la estructura interna de aquella (sociedad) y por su relación (la de esa sociedad) con otras sociedades”.Y como eso que dijo Plejánov es una verdad científica, o mejor dicho, una verdad científica en parte, debemos saber si algunos de los que han tenido influencia en nuestro país, después de la muerte de Trujillo, ejerciendo funciones de líderes, han actuado correctamente; y para saber eso debemos saber antes cómo ha sido la sociedad dominicana de entonces para acá, cuál ha sido su estructura interna en cada momento y cuál ha sido su relación con otras sociedades.

El conocimiento de la sociedad tiene que ser previo al de sus líderes debido a que estos sólo pueden desarrollarse a cabalidad cuando hayan actuado en consonancia con la realidad dominicana. Al darse esa consonancia, la voz popular dice que el líder o los líderes que la lograron “son los que mejor expresan las aspiraciones del pueblo”; y con esas palabras se destaca el hecho de que nadie puede superar al pueblo en el conocimiento profundo de la realidad nacional porque él vive esa realidad día a día de manera práctica, o bien cosechando los beneficios que le puede proporcionar esa realidad o bien padeciendo los males que ella le produce, según sea la posición que ocupa cada quien en la sociedad.Puesto que hemos caído en mencionar la posición que ocupa cada quien en la sociedad, hemos entrado en el problema de las clases que forman la sociedad dominicana, y necesariamente tenemos que caer también en el problema de la ideología de esas clases.  Precisamente, por no haberse referido a las clases en la frase suya que aparece en este artículo, se explicó hace un momento que Plejánov dijo una verdad científica, pero sólo en parte.

Para decir toda la verdad científica en el caso del papel que juegan en la historia algunos hombres, Plejánov debió aclarar que él se refería a los hombres que actúan en favor del proceso revolucionario, porque sucede que hay momentos históricos en que un pueblo tiene a la vez líderes revolucionarios y líderes contrarrevolucionarios; unos al servicio de las clases y las capas que reclaman una revolución y otros al servicio de las clases y las capas y los países colonialistas (o uno de estos) que imponen la contrarrevolución a cañonazos. Tal es el caso de la China, que ha tenido a un tiempo y durante largos años a Mao Tse Tung y a Chiang Kai-shek, cada uno de ellos líder de una parte del pueblo chino; Mao Tse Tung, líder de las masas revolucionarias, y Chiang Kai-shek, líder de las clases opresoras. Esos dos hombres han ejercido “una gran influencia en el destino” de dos porciones diferentes de la sociedad china; pero por razones  de clase uno —Mao Tse Tung— la ha ejercido en provecho del pueblo y el otro —Chiang Kai-Shek— la ha ejercido en provecho de una minoría privilegiada y del gran capital norteamericano.

Un aspirante a líder, y aun un líder de una clase determinada o de una alianza de clases, puede tener excelentes condiciones de carácter y de inteligencia, y sin embargo puede fracasar, en el sentido de que puede hacerle mucho daño a su pueblo si no comprende cuál es en tal o cual momento lo que Plejánov llama “la estructura interna” de la sociedad en que actúa. Ese líder puede estar actuando con la idea de que se halla al servicio del pueblo, y es posible que lo que esté haciendo sea perjudicial para el pueblo. Esto sucede de vez en cuando, y ha sucedido en la República Dominicana precisamente en el período a que se contrae este artículo. Ahora bien, puede afirmarse que cuando se dan esos casos de confusión, detrás de ellos hay razones de clases; a veces razones de clases muy ocultas, pero al fin y al cabo, razones de clases.Por ejemplo, en la sociedad dominicana de mediados del año 1961 los líderes marxistas se dejaron convencer de que el problema que afectaba fundamentalmente al pueblo era de carácter político, cuando lo cierto era que para las grandes masas el problema fundamental era de tipo social. A lo que aspiraban esas grandes masas era a tener libertades sociales, no a tener libertades políticas. Para esas masas, la actividad política sólo tenía razón de ser si conducía a la conquista de un nivel social y económico más alto.

Los que deseaban y necesitaban libertades políticas eran aquellos que por privilegios clasistas tenían aseguradas de antemano las libertades sociales. Los líderes de la derecha que se formaron, o empezaron a formarse, a raíz de la muerte de Trujillo, no podían, naturalmente, luchar para que el pueblo conquistara libertades sociales, porque en la medida en que el pueblo conquistara ese tipo de libertades el sector privilegiado a que ellos pertenecían iría perdiendo privilegios, y no se conoce el caso de ningún sector social privilegiado que luche para quedarse sin esos privilegios. Lo que necesitaba ese sector eran libertades políticas para conquistar el poder a fin de confirmar y ampliar desde el poder esos privilegios; y naturalmente, era lógico que ese sector actuara así. ¿Pero era lógico que los líderes marxistas hicieran lo mismo? De ninguna manera. Si en el año 1961 había en la República Dominicana líderes obligados a llevar la lucha política al terreno social, y a mantenerla en ese terreno costara lo que costara (contra viento y marea, según dice el pueblo), esos eran los de los grupos marxistas.

Hablar de lo que hubiera podido suceder en un país si se hubieran dado tales y cuales circunstancias es una tontería, porque la historia se hace con hechos, no con suposiciones; pero podemos asegurar que en la República Dominicana estaría cantando otro gallo si los líderes marxistas hubieran levantado en el año 1961 la bandera de la lucha social en vez de levantar la de la lucha política; si en vez de acusar a los guardias de haber sido trujillistas les hubieran demostrado que el trujillismo los explotó en provecho del mismo grupo social al cual pertenecían los que estaban predicando un antitrujillismo de arranca pescuezos.

Por razones clasistas, el pueblo dominicano, mayoritariamente pequeño burgués, y sobre todo pequeño burgués de las capas más bajas de la pequeña burguesía, tenía al morir Trujillo una posición ideológica que lo inclinaba a la lucha social, y siguiendo esa fuerza social que él generaba por razones de clase, podía ser conducido a la lucha política, pero por una vía política que le garantizara las conquistas sociales que él buscaba; y era dudoso que nadie pudiera llevarlo a una lucha meramente política contra los llamados restos del trujillismo.

Los que pretendían que el pueblo fuera entonces a esa lucha política desconocían lo que Plejánov llama “la estructura interna” de una sociedad, en este caso, la de la sociedad dominicana de los años inmediatos a la muerte deTrujillo. Una parte de ellos la desconocían porque entre ellos, que se hallaban en el punto más alto de la sociedad, y la gran masa bajo pequeño-burguesa había una distancia social que los separaba de una manera casi absoluta; y los líderes marxistas la desconocían porque siendo ellos como eran, en su mayoría, miembros de las capas más altas de la pequeña burguesía (la mediana y la alta), respondían cabalmente a las siguientes palabras de Marx, que aparecen en El 18 Brumario de Luis Bonaparte: “No hay que compartir la limitada concepción de que la pequeña burguesía tiene por principio querer hacer triunfar un interés egoísta de clase. Ella cree, por el contrario, que las condiciones particulares de su liberación son las condicionesgenerales fuera de las cuales la sociedad moderna no puede salvarse...”.

Los líderes marxistas dominicanos de origen pequeño burgués mediano y alto, que habían sufrido en carne propia el maltrato de la dictadura trujillista, creían que “las condiciones particulares de su liberación” requerían la aniquilación total de los restos del trujillismo, y creían que ésas eran también“las condiciones generales fuera de las cuales la sociedad” dominicana no podía salvarse; y he aquí que por razones de clase absolutamente propias de su condición pequeño-burguesa, coincidían del pe al pa con los líderes de la derecha, que actuaban igualmente por razones de clase, pero de clase en su condición de miembros del sector más alto de los grupos explotadores del pueblo; coincidían con estos y junto con ellos predicaban un antitrujillismo de arranca pescuezos.Pero no se crea que eso que les sucedía a los líderes marxistas no les sucedía también a muchos del PRD que pertenecían a la mediana y la alta pequeña burguesía. Tampoco esos líderes perredeístas llegaban a conocer “la estructura interna” de la sociedad dominicana; la ignoraban exactamente por las mismas razones que la ignoraban los otros. Y sucedía que como ignoraban “la estructura interna” de nuestra sociedad, creían que la dirección del Partido no estaba expresando la voluntad del pueblo. Para ellos, el pueblo sentía como ellos, pues “las condiciones particulares de su liberación” eran naturalmente las “condiciones generales” de la liberación de todos los dominicanos. ¿Y qué hacían los líderes perredeístas que pensaban así? Lo que hacían era luchar dentro del Partido, y especialmente en el seno de la dirección del partido, para que éste adoptara la misma línea política que tenían los cívicos, los catorcistas y los marxistas...Entre los estudiosos de las ciencias sociales y políticas que tenemos en la República Dominicana hay algunos, y por ciertos autores de libros, que tienen ideas muy peregrinas acerca de lo que es un líder; de cómo se comporta un líder político dentro de su organización. Para esos señores, un líder es un energúmeno que se les impone mediante el terror a todos los miembros del partido en que ese líder figura. Para esas mentes simples, el líder da a luz una idea política en un momento de inspiraciones más o menos celestial (o diabólicas) y manda y ordena que todo el mundo lo siga; y esto es verdad, sobre todo, según piensan esos señores, en un partido como el PRD.

¿Es correcta esa manera de ver al líder?

No; no es correcta, y menos aún lo es en el caso del PRD, partido poli clasista, como todo partido de liberación nacional; pues allí donde hay representaciones políticas de varias clases sociales (y eso es lo que quiere decir la palabrapoli clasista), tiene que haber, y las hay, ideas diferentes; una idea, a lo menos por cada una de las clases representadas en el Partido. Por tanto, en un partido poli clasista no puede haber la dictadura de una clase sobre las demás; a lo sumo puede haber la dirección de una clase sobre las restantes, la de la clase que dirija la lucha de la liberación nacional; y dirección no significa en ningún caso imposición y mucho menos dictadura de una clase. En cierto sentido, un partido poli clasista de liberación nacional es, dentro de los límites de la organización, un ejemplo de dictadura con respaldo popular, puesto que en él todas las clases que lo forman (o para decirlo con más propiedad, todas las representaciones políticas de esas clases) suman sus fuerzas bajo una sola dirección sin que lo hagan bajo coerción, sino antes bien, de manera conscientemente voluntaria.

En un partido como el PRD el líder de más categoría debe tener presente en todas las circunstancias esa especialísima composición política de la organización, y en ningún momento puede proponer medidas que quiebren la unidad voluntaria y consciente de todas las fuerzas que hay en el partido, así como tampoco puede aconsejar que el partido se quede rezagado cuando esas fuerzas se mueven hacia adelante; y en la República Dominicana, país en el que ha habido cambios en “la estructura interna de la sociedad”, las fuerzas políticas reunidas en el PRD han avanzado y están avanzando mas allá de lo que se ve (lo cuantitativo) en el terreno de lo que no se ve (lo cualitativo).Una de las funciones del líder en un partido como el PRD es precisamente mantener la cohesión de todas las corrientes que lo forman, lo que lo obliga a ser el que exponga en todos los casos la opinión más justa y la proposición más fácil de llevar a la práctica; tiene que ser el que exprese con más precisión y claridad la concepción de estrategia política más convincente para todos los sectores del partido y al mismo tiempo debe ser él quien proponga los procedimientos tácticos más oportunos. Pero si no logra hacer todo eso, entonces debe tener la capacidad necesaria para coordinar las ideas particulares de cada sector de los que forman el partido, y elaborar con ellas una proposición que las contenga a todas.

Es probable que en partidos como el PRD haya a menudo, si no siempre, radicales de derecha y de izquierda que combatan por un extremo y por el otro cualquiera posición; y esos radicales entrarán más tarde o más temprano en conflicto con el líder; y aéste le tocará saber muy bien, muy al dedillo, si esos radicales representan realmente fuerzas dentro del partido o si sólo serepresentan a sí mismos; porque si representan sectores sociales, una ruptura con ellos será, de hecho, una ruptura con lossectores o las clases a quienes ellos representan; y este tipo de ruptura tiene una importancia política dada; no es la simpleexpulsión de un individuo de las filas del partido; es algo más, es un divorcio con un sector social.

 En el año 1961 y en los primeros meses del año 1962, los dirigentes perredeístas partidarios de que la lucha se mantuviera en el terreno político y no en el social, representaban a los sectores de derechas que había en el PRD; no eran extremistas que sólo se representaban a sí mismos. Estos aparecieron más tarde.

 ¿Por qué es probable que en un partido como el PRD haya a menudo, si no siempre, radicales de derecha y de izquierda que combaten por un extremo y por la otra cualquier proposición?

Eso sucede a causa de “la estructura interna” de la sociedad dominicana. El predominio de la pequeña burguesía en nuestro país, y dentro de la pequeña burguesía el de las capas que componen la baja pequeña burguesía, lanza hacia la vida política, con la fuerza de una catapulta, a gentes que resultan radicalizadas por la desesperación con que desean resolver sus problemas vitales; y esas personas lo mismo escogen la vía de la revolución a ultranza, la revolución que debe ser hecha aquí y ahora, no mañana, que la vía del servicio a los sectores de la extrema derecha.

Los bajos pequeños burgueses pobres y muy pobres, queson abundantes en la sociedad dominicana, pasan con sumafacilidad a ser lumpen-proletarios, y como tales lumpen-proletariosno representan social o políticamente a nadie, perocausan impresión en mucha gente por su audacia y su agresividad;tienen condiciones de líderes para acciones inmediatas, de manera que podrían ser, y lo son, excelentes ejecutantes y buenos tenientes, y si caen bajo influencias de otras organizaciones producen perturbaciones en el partido. Los que escogen la vía de la revolución aspiran a que el partido pase a ser un partido mono clasista, del proletariado, y dentro de los partidos del proletariado, maoísta, y dentro de los partidos maoístas, más radical que todos los conocidos; y otros querrían que el partido se pusiera al servicio de la oligarquía o se dedican ellos mismos a trabajar para la oligarquía dentro de las filas del partido en condición de voceros o propagandistas de los círculos de derechas. Hay casos en que los dirigentes que se pasan a otras fuerzas (y esto sucede casi exclusivamente con los que se pasan a fuerzas de derechas) no proceden de la baja pequeña burguesía y son personas que ejercen la actividad política como una profesión que debe proporcionarles bienestar económico. El pueblo dominicano conoce los nombres de algunos dirigentes importantes del PRD que han tenido que salir del partido o han sido expulsados de sus filas, unos por sus tendencias derechistas y otros por su revolucionarismo a ultranza.

Presionado de un lado y del otro por los que desearían que el partido se pusiera al servicio de la oligarquía y por los que querrían lanzarlo a una guerra de guerrillas sin perspectivas de triunfar, el liderazgo del partido tiene que actuar como el buen boyero que debe mantener en una misma línea a dos bueyes; que no se le adelante el uno y que no se le atrase el otro, y que los dos juntos avancen a un paso más lento que lo que desea el buey desesperado, pero más rápido que lo que quiere el buey cansado.

Hay casos en los que no se puede llegar al extremo de la expulsión; casos que se conocen en la intimidad de la alta dirección del partido, de líderes regionales o locales que titubean desde el punto de vista ideológico y que mantienen una conducta poco regular en sus relaciones privadas, a los cuales se les amonesta pero no se les expulsa porque la alta dirección sabe que esos dirigentes son inestables e inseguros en ciertos aspectos, pero sabe también que según lo han probado en años de militancia, no llegarían nunca a la traición. Y la existencia de dirigentes de esas condiciones forma parte de la realidad dominicana, de lo que Plejánov llamó “la estructura interna de la sociedad”, en este caso concreto, de nuestra sociedad.

En una organización política del tipo del PRD están resumidas todas las tendencias ideológicas de las clases y las capas sociales, y hasta de sectores de clases y de capas, que luchan contra el poder de la oligarquía nacional y su dependencia del poder extranjero; y esa naturaleza compleja del partido determina, como es natural, la manera de actuar de los líderes de la organización. La opinión general es la de que el líder hace el partido a su imagen y semejanza, como dicen que hizo Dios al hombre; pero en sus actividades diarias los líderes del PRD han aprendido que eso no es así; que el partido hace a sus líderes en la misma medida en que estos hacen el partido y líderes y partido se hacen como una unidad al mismo tiempo y mientras llevan a cabo la tarea de crearse a sí mismos. Quizá esto no suceda exactamente como ha quedado dicho en el caso de partidos monoclasistas, como son los partidos comunistas, pero aun tratándose de partidos comunistas, no pueden escapar totalmente a lo que se ha dicho porque no pueden existir en un vacío en el cual no operen las leyes de la dialéctica.Para que se forme un partido político es absolutamente indispensable que uno o más líderes hayan propuesto al pueblo líneas políticas que una parte del pueblo, por lo menos, oiga y acepte y siga. Así pues, los líderes de un partido resultan ser líderes o quedan convertidos en líderes en la medida en que una parte del pueblo, una clase o una alianza de clases siguen sus orientaciones.De lo que acaban ustedes de leer hay un buen ejemplo en la historia más reciente de nuestro país: a raíz de la muerte de Trujillo vinimos a la República Dominicana unos cuantos líderes del PRD, todos desconocidos de la gran mayoría del pueblo.Al país no llegó un partido; llegaron sólo unos pocos dirigentes políticos; y sin embargo año y medio más tarde una enorme mayoría de dominicanos votaban por el programa que les habían propuesto esos pocos dirigentes del PRD; escogieron y siguieron ese programa a pesar de que se les propusieron muchos, algunos parecidos y otros opuestos al del PRD.Ese ejemplo demuestra que todo partido político existe en la conciencia de una parte del pueblo antes aun de que se forme, y a menudo sin que esa parte del pueblo haya sabido que ella tenía las ideas de ese partido, pues vino a identificarlas como suyas cuando las oyó expuestas por los líderes de ese partido. Ese ejemplo demuestra también que un partido político tiene seguidores activos tan pronto aparece el grupo de dirigentes o líderes que sabe proponerle a la parte del pueblo que va a seguirlos el programa de acción o las ideas que esa parte del pueblo está deseando oír o está esperando compartir. El líder, pues, es aquel que expresa lo que el pueblo piensa y siente pero no puede expresar; y si es así, no hay ni puede haber líder si no hay una parte del pueblo que comparta lo que él piensa y siente, y en consecuencia, los partidarios y el o los líderes son igualmente importantes en la formación de un partido; unos no tendrían existencia social sin los otros. (Uno o más líderes no tienen necesariamente que formarse a base de proponerle al pueblo líneas o tesis políticas o programas de acción. Hay ocasiones en que uno o más líderes se forman actuando; y tal fue el caso, por ejemplo, de Francisco Alberto Caamaño, que saltó del casi anonimato al liderazgo gracias a la acción militar que encabezó en los días de la Revolución de Abril).

La “estructura interna” de la sociedad dominicana exige del líder condiciones especialísimas, que con toda seguridad no tienen que reunir los líderes de los países desarrollados. Todos los días, y a menudo varias veces al día, al líder dominicano se le presentan problemas que en otros países no tendrían la menor conexión con la actividad política, pero que aquí la tienen. Ya es el caso de un enfermo que debe ser operado de urgencia y sucede que ni él ni sus familiares tienen los medios para operarlo; ya es el de un niño que no tiene libros con qué estudiar y hay que buscárselos; ya es el de un muerto para el que hace falta un ataúd, o el de una mujer del pueblo cuyo hijo ha desaparecido y solicita que se le haga aparecer de cualquier manera. Ante cada uno de esos problemas, el líder dominicano tiene que inventar soluciones, y tiene que inventarlas súbitamente, con la velocidad de un relámpago. Con igual rapidez tiene que inventar soluciones de otro tipo; por ejemplo, consignas políticas, salidas para crisis de tipo táctico. De cada cien soluciones, noventinueve tienen que ser ofrecidas instantáneamente, sobre la marcha, porque “la estructura interna de la sociedad” dominicana, que está determinada por un débil desarrollo de las fuerzas productivas que deja fuera de los beneficios de la producción a la mayoría del pueblo, no les concede a las gentes necesitadas ni siquiera el beneficio del tiempo; no disponen de tiempo para esperar porque el tiempo para ellas significa un vacío que sólo se llena con sufrimientos, con hambre y con desolación. Desde luego, en un país donde el desarrollo de las fuerzas productivas es escaso toda la superestructura social se halla condicionada por ese hecho. Plejánov le dedica varios párrafosa ese punto de las actividades de un dirigente político; por ejemplo, cuando dice que “Cualquiera que sean las particularidades de un determinado individuo, éste no puede eliminar unas determinadas relaciones económicas cuando éstas corresponden a un determinado estado de las fuerzas productivas”  O cuando dice que “hay que reconocer que la causa determinante y más general del movimiento histórico de la humanidad es el desarrollo de las fuerzas productivas, que son las que condicionan los cambios sucesivos en las relaciones sociales de los hombres. Al lado de esta causa general obran causas particulares, es decir, la situación histórica en la cual tiene lugar el desarrollo de las fuerzas productivas de un pueblo dado y que a su vez, y en última instancia, ha sido creada por el desarrollo de estas mismas fuerzas en otros pueblos, es decir, por la misma causa general”  El escaso desarrollo de las fuerzas productivas de nuestro país impone límites en el quehacer político. No podemos ir más allá del punto adonde podría llegar en este momento la sociedad dominicana si ésta sigue sirviéndose de las fuerzas productivas actuales. Pero los líderes políticos conscientes saben que una sociedad cualquiera vive en evolución permanente; saben que nada es estático; saben que aun si la sociedad dominicana no evolucionara (cosa imposible), está en evolución perpetua el mundo que nos rodea, y esa evolución implica un cierto grado de evolución aquí. Un aumento en el consumo del azúcar a nivel mundial significará de manera ineludible una variación en las condiciones de la economía dominicana, y esa variación repercutirá de una manera o de otra en la vida del país. Si se sabe eso, naturalmente, hay que prepararse para influir en los cambios que la sola existencia de la República Dominicana hace inevitables. Eso lo dice Plejánov con estas palabras: “... si yo sé en qué sentido se modifican las relaciones sociales en virtud de determinados cambios en el proceso social y económico de la producción, sé también en qué sentido se modificará a su vez la psicología social; por consiguiente, tengo la posibilidad de influir sobre ella. Influir sobre la psicología social es influir sobre los acontecimientos históricos. Se puede afirmar, por lo tanto, que, en cierto sentido, yo puedo, con todo, hacer la historia, y no tengo necesidad de esperar hasta que la historia se haga”.  Sustitúyase en esas sentencias el yo que usa Plejánov por la  palabra líder o por los líderes y se tendrá una idea clara de lo que he querido decir al escribir que “hay que prepararse para influir en los cambios que la sola existencia de la República Dominicana hace inevitable”.

Un líder es un dirigente; tiene la responsabilidad de dirigir a una parte del pueblo, asistido por otros líderes, y tiene la obligación, como dice F. V. Konstantinov (“La personalidad en la Historia”, en El Materialismo Histórico, Editorial Grijalbo, S. A. México, D. F. 1966, pp.285-90) de “comprender mejorque los otros la situación histórica, captar el sentido de los acontecimientos, tener conciencia de cómo van madurando las necesidades de la vida social, ver más allá que los demás, abarcar con mayor amplitud que otros el campo de la realidad histórica”. Es posible que no pueda satisfacer todos esos requerimientos, pero debe satisfacer algunos de ellos; y si entre ellos está el de tener “conciencia de cómo van madurando las necesidades de la vida social”, podrá servirle a su país mucho mejor que los líderes que carecen de los conocimientos y la sensibilidad indispensables para tener esa conciencia.La función del líder, en un partido y en su país, es dirigir; pero el que dirige orienta y al mismo tiempo guía; orienta al pueblo y guía a sus partidarios. El líder guía a sus partidarios a través de otros líderes, que son en los hechos representantes políticos de la clase o de las clases sociales que actúan en su partido. Si esas clases son las que explotan al pueblo, la función del líder viene a ser la del traidor; si son las explotadas, la función del líder es encabezar la lucha por su liberación.

jueves, 12 de julio de 2012

Danilo tendrá que batallar con los aspirantes a cargos


Trajano Potentini.
Danilo Medina pudiera estar tomando con mucho aplomo la responsabilidad de ser el Presidente de la República a partir del próximo 16 de agosto, pero quizás nunca pensó que tendría que lidiar con el encanto de sus conciudadanos por los puestos.
Medina no solamente tiene ante sí la renovación total del Gobierno actual para imponer desde el principio su sello y hacer justicia con muchos de sus seguidores que han esperado largos años abajo, sino que tiene que ofertar al país buenas y nuevas caras.
Algunos de los actuales ministros y administradores van camino a cumplir 12 años en sus poltronas. La mayoría de los funcionarios de larga o menos larga data desean “sacrificarse” nuevamente por la salud de la República, sin pensar en los otros.
El incontenible encanto por los puestos públicos muchas veces no se entiende. Aunque el Gobierno es el mejor patrón, los sueldos de la administración pública, a excepción de los que dirigen los bancos y superintendencias, son realmente bajos.
La gente ordinaria, dadas esas circunstancias, piensa que los que quieren empleos, a veces cuando tienen sus curules de senadores y diputados, simplemente buscan acumular más fortuna y distraer los fondos de los contribuyentes.
En época del doctor Balaguer a un funcionario lo nombraron en la Lotería Nacional, cuando esa institución era solvente y de ahí lo destinaron a la Cementera. Los reporteros de la época comentaron que ese funcionario había sido llevado “de la papa al puré”.
No a los corruptos
El anuncio hecho por el vocero del presidente electo Medina, señor Roberto Rodríguez Marchena de que los señalados por actos de corrupción no irán al nuevo Gobierno, pudo haber sido el tipo de declaración que el público de abajo apreciaría.

En el mismo programa en el cual el tenido como futuro vocero del Gobierno advirtió que los corruptos no caben, dijo que el presidente electo está siendo acosado por los que buscan empleo, gente del PLD. A ellos se unen los de la sociedad civil, partidos aliados y simples trepadores.
Si más tarde o temprano se trataría de aclarar lo dicho, como se estila últimamente de que las declaraciones de funcionarios son sacadas de contexto, la realidad es que, fiel a la indiscreción dominicana, los propios aspirantes han puesto a correr los rumores.
Rodríguez Marchena pudo haberle hecho un favor al presidente electo Medina, quien ahora en su gira por Colombia y Brasil, donde se ha visto con los jefes de Estado de esos dos países, no estaría en una posición cómoda para hacer advertencias. En la pasada campaña el licenciado Medina dijo que con él no trabajarían corruptos.
Balaguer decía en privado que sabía a qué se dirigían los funcionarios que le pedían altas posiciones en las antiguas empresas de CORDE, en los bancos del Estado y en otras instituciones de recaudación. Los nombraban a sabiendas de lo que harían.
Dañaron al régimen
Los que han sido señalados por supuestos actos de corrupción fueron una espina para el régimen del presidente Fernández a lo largo de sus tres períodos a cumplir en agosto, dañaron su imagen y cerraron las puertas a los militantes de la base del PLD.

Al verse a muchos apegados a sus puestos, y el ejemplo del vicepresidente de la CDEEE, Celso Marranzini es el mejor ejemplo, queda entre los ingenuos la pregunta de qué buscan los funcionarios y aspirantes, excepto su “sacrificio”, sin que preocupe lo que se dice en la calle.
La CDEEE ha sido una fuente de conflictos para el Estado. Durante el gobierno de los diez años del doctor Balaguer, se culpó de la crisis a su sindicato, el cual fue desbandado. Después a los administradores. Los “sabios” de los tres partidos no han podido resolver el problema de los apagones.
Qué sentido tiene, se podrían preguntar los ingenuos, que alguien de la llamada sociedad civil o del empresariado deje sus intereses particulares al descuido para ir al Gobierno cuando se sabe que los sueldos son moderados y la sospecha pública pendiente.
El médico psiquiatra César Mella Mejías advirtió el domingo en el programa Sea Usted el Jurado, que los consultorios psiquiátricos tienen que prepararse para recibir pacientes que dejarán los puestos públicos a partir del próximo agosto, ante la ansiedad de no ser reconfirmados.
El médico cree que algunos de los que aspiran a las posiciones en el Gabinete y otros despachos y que no sean favorecidos con los decretos del presidente Medina, también sufrirán la depresión en su afán voraz de copar el presupuesto.
Otros añorarán las escoltas, los choferes, las placas y pasaportes oficiales, el viajar en primera clase, el hartazgo en restaurantes y los portazos que dan a los de abajo; al volante de sus vehículos, se perderán en las laberínticas y sucias calles de la capital y estarán sin remedio a merced de los Amet.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Polémico retorno de Balaguer en 1986

Los votos nulos y observados superaban la diferencia entre los candidatos

Loyda Peña (l.pena@hoy.com.do)

Joaquín Balaguer (PRSC) gobernó 22 años;
 Jacobo Majluta fue presidente por 43 días; 
Juan Bosch (PLD) ostentó el poder 7 meses
En 1986, el ex Presidente Joaquín Balaguer regresó al poder en unos comicios sobre los que todavía se discute.

Luego de ocho años fuera del poder que ostentó durante tres períodos consecutivos y cuando nadie lo esperaba,  el doctor Joaquín Balaguer, ciego y con casi 80 años de edad, surgió como el ave Fénix  en 1986 y se abrazó nuevamente a la presidencia de la República para su cuarto mandato gubernamental, en unas elecciones que 25 años después todavía muchos dominicanos no saben a ciencia cierta quién las ganó.

El autoritarismo, la represión política, la austeridad y otros elementos que caracterizaron “los 12 anos”, fueron la punta del “iceberg” para  Balaguer  cuando en 1978 intentó buscar una nueva reelección en unos comicios que ganó  Antonio Guzman Fernández, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), y  también en las del  1982, donde fue electo presidente Salvador Jorge Blanco, de la misma organización política.

Para las elecciones de  1986, el Gobierno de Jorge Blanco, quien en 1982  encontró el país en una crítica situación económica,  finalizando su período  entró en decadencia  tras  firmar  con el Fondo Monetario Internacional (FMI) e implementar una política de austeridad que generó más descontento en la población, ya  frustrada por el incumplimiento de las promesas de mejoría que le habían hecho los dos gobiernos del PRD.

Esa inconformidad llegó a su “clímax” en abril del 1984, y se puso de manifiesto con una “poblada” donde hubo decenas de muertos, aun sin cuantificar.

Con ese fardo a cuestas, más las denuncias de corrupción gubernamental; su enfrentamiento Gobierno-Congreso, donde era mayoría, y envuelto en   la peor crisis interna, llegó el PRD a los comicios del 16 de mayo del 1986.

El “Concordazo”.  Fue  el comienzo de la premonición de  José Francisco Peña Gómez cuando pronunció aquella famosa frase  de que “Sólo el PRD vence al PRD”.

La Convención del 24 de noviembre de 1985   para elegir la candidatura presidencial que se disputaban Majluta y  Peña Gómez,  quienes  a lo interno del PRD formaron los grupos de apoyo “La Estructura” y el “Bloque Institucional”,  adicional a la tendencia “Jorgeblanquista”  que objetaba a Majluta en retaliación por la oposición que desde la presidencia del Senado le hizo al Gobierno, terminó como “la fiesta de los monos”.

En medio del conteo de los votos, un centro  instalado por el PRD en el Hotel Dominican Concorde de esta Capital, se armó una trifulca que obligó a suspender el  cómputo y en la que resultó una persona muerta y varias heridas. A ese  incidente se le llamó “El Concordazo”. Fue  después de un mes que  Jorge Blanco, Pena Gómez y Majluta firmaron el “Pacto la Unión”, en el que se reconoció la victoria de Majluta,  a Peña Gómez se le ofreció la candidatura  vicepresidencial y la rechazó para asumir la dirección del PRD, con Hatuey Decamps como secretario general.

Campaña  feroz y denigrante.  Completadas las candidaturas  de los tres partidos mayoritarios, por el PRD,  Majluta- Nicolás Vargas;  PRSC, Balaguer-Carlos Morales Troncoso, y PLD, Bosch-José Joaquín Bido Medina,  se inicio una de las campanas electorales más agresivas, denigrantes y represivas  de los últimos 30 anos.

 “!Cuiden la cartera que Jacobo se la lleva!”; “!Juan Bosch ni mató ni robó porque el tiempo no le dio!”; y “! Balaguer ta ciego y Juan Bó   ta loco” , eran parte de las consignas que se vociferaban durante la campana.

Todo eso mantenía caldeado  el ambiente electoral,  por lo que fue necesario   ordenar el retiro de alguna publicidad televisiva; hubo  amenazas de muerte contra periodistas y productores de televisión,  y se suspendieron los programas “Cuarto Poder”, de Miguel A. Hernández, y “Hablemos Claro”, del diputado perredeista Miguel Ángel Velázquez Mainardi.

Desarme de militancia. Los constantes enfrentamientos entre  manifestantes, principalmente perredeístas y reformistas, en marchas, caravanas y bandereos, hicieron que la Junta Central Electoral (JCE), presidida por Caonabo Fernández Naranjo, dipusiera  el desarme de la militancia de ambos partidos. Balaguer protestó la medida diciendo que sólo se estaba desarmando a los reformistas, con lo cual advirtió, el Gobierno estaba  creando “una situación explosiva” que podría llevar al país a la frustración del proceso democrático. El 3 de mayo  las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional emitieron un comunicado advirtiendo  a quienes traten de vulnerar el orden legalmente establecido, y  más tarde allanaron la residencia del ex general Luis Ney Tejada Álvarez, presidente del PNVC, donde incautaron un arsenal de pertrechos militares, según una crónica de la Revista 1Ahora!

Asi las cosas, Jorge Blanco,   Balaguer y   Majluta  firmaron un pacto para evitar la violencia entre sus correligionarios. Bosch no lo hizo alegando que el PLD no era culpable de esas agresiones, y acusó  al PRD y al PRSC de orquestar un fraude electoral.

Consignas y promesas.  Mientras todo eso ocurría, Maljuta, Balaguer y Bosch recorrían el país haciendo promesas. “Con Jacobo ganamos todos”. Así se promovía el candidato del PRD, acusado por opositores  de corrupto.  Prometía enfocar su gobierno  en el fortalecimiento de las instituciones democráticas, y reformar el sistema tributario simplificando los impuestos, entre otras cosas.

“Balaguer prometió y dio”, era la consigna de los reformistas, a quienes sus opositores le enrostraban los crímenes cometidos durante los 12 anos. Balaguer prometía hacer un gobierno de conciliación nacional y  garantizar y respetar los puestos de los empleados públicos.

 “Juan Bosch, un presidente que ni mató ni robó” era el slogan de los peledeistas,   en alusión a Majluta y Balaguer. Bosch prometía gobernar con el sector privado, no afectar los intereses norteamericanos en el país, y bajar los precios de los combustibles.

Las encuestas.  El 2 de mayo la Gallup, sucursal de España, publicó en un diario nacional un muestreo donde Balaguer  figuraba con el 39.27% de las preferencias. Otro dado a conocer en la misma fecha por la firma Penn and Shoen, de Nueva York, daba a Majluta  un 40%; a Balaguer  32%, y a Bosch un 18%.

El 14 de mayo, dos días antes de las elecciones, se publicaron dos encuestas: una de la Gallup Internacional, en la que de 1,013 electores consultados,  el   40.10% favorecía al PRSC;  29.05% al PRD;  26.40% al PLD; y la  otra realizada por la firma Servicios Técnicos Asociados, que de una muestra de 3,000 electores, le daba a Majluta 40.2%,;  Balaguer  26.1%; y a  Bosch 18.1%;   según datos de la obra  “Historia  de las Elecciones en la República Dominicana”, de Sandino Grullón.

Día de las elecciones.  El 16 de mayo  fue viernes. La JCE abrió 6,024 colegios electorales a nivel nacional para un total de   3 millones 039 mil 347 ciudadanos inscritos en el padrón. Los partidos concurrentes  fueron  PRD, PRSC, PLD,    Demócrata Nacional (PDN),  Comunista Dominicano (PCD), Nacional de Veteranos y Civiles (PNVC), Popular Cristiano (PPC), Fuerza Nacional Progresista (FNP), Quisqueyano Demócrata (PQDC), Unidad Democrática (UD); , Movimiento de Conciliación Nacional (MCN),  Partido de  Acción Cristiana (PAC), Bloque Institucional (BIS) y La Estructura. Los últimos fueron aliados a los 3 primeros.    

Cómputos y objeciones a JCE generan crisis electoral

Debido  al descrédito en que había caído la JCE en procesos anteriores, Balaguer solicitó a Jorge Blanco nombrar una comisión que supervisara  los comicios. El  12 de mayo se creó la Comisión de Asesores Electorales, presidida por los monseñores Nicolás de Jesús López Rodríguez y Agripino Nuñez Collado; José Miguel Bonetti, Rafael Herrera, Alejandro Grullón, Nicolás Pichardo, Luis   Taveras, Rafael Calventi, y Frank Moya Pons, como secretario.

Cómputo electoral

En la madrugada del  17  la JCE emitió su primer boletín con  unos 278,000 votos de 833 mesas electorales  que daban una ventaja a Majluta  de apenas 45 votos. En el boletín 22, con 5,420 (89.5%) mesas computadas,  25,901 votos nulos y 75,851 observados,  el  PRSC y sus aliados  acumulaban  781,902 votos, y  el   PRD y aliados  747,924, para una diferencia de  33,978 sufragios a favor del PRSC. Los votos del  PLD totalizaban   345,745 ; FNP 5,882; PDN, 1,078, y el PCD 4,000, y el conteo  se hizo lento. En esas circunstancias, el PRSC se declaró ganador. 

Majluta y el PRD protestaron y pidieron a las Juntas Electorales asegurar los votos nulos y observados que en total sumaban 101,752,  y que según él, decidirían el ganador de los comicios. Argumentando que fueron engañados, recusaron al presidente de la JCE  y al suplente Rubén Suro;  ambos fueron sustituidos por sus respectivos Suplentes, Ponciano Rondón Sánchez y  Generoso Fernández Molina.

Diversos sectores demandaban respeto a la voluntad popular; en las calles se reforzó la  vigilancia militar , y en medio de la crisis  Majluta se reunió con Balaguer y acordaron designar nuevos miembros en la JCE.

Se convocó al Senado de urgencia y no decidieron nada; la Comisión  Asesores amenazó con no volver a la  JCE hasta que no quitaran a  Rondón Sánchez, a quien  se le prohibió utilizar la cadena de transmisión  “La Voz de la Junta”, le pidió la intervención del presidente Jorge Blanco, y los recusados fueron reintegrados.

El conteo reinició y  el boletín 26, faltando  77 mesas,  dio una ventaja a Balaguer de 43,226 votos. Habían  28,545  observados y  84,210 nulos, según el boletín.

Majluta cede

“Si no hay una solución ante el problema de la JCE que permita que se establezca la verdad en cuanto a la voluntad popular… estoy dispuesto a declarar al doctor Balaguer ganador de las elecciones, porque no voy a permitir que se pierda la institucionalidad de la nación”, declaró Majluta antes de  ir donde Balaguer y reconocer el triunfo del PRSC.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Mis reflexiones del actual proceso electoral


El que crea que ha sido testigo de un proceso digno de elecciones libres, que le vaya bonito

Por muy indiferente que sea una dominicana o dominicano, le resulta imposible mantenerse al margen de los fenómenos sociales, y mucho menos cuando por medio de la propaganda se motiva a los integrantes de la sociedad para que motoricen sus sentimientos políticos.

En estos precisos momentos que está viviendo la República Dominicana, nos cuadra perfectamente el criterio externado por Publio Terencio: “Hombre soy; nada humano me es ajeno”.

Ciertamente, de madrugada, en el día, en la tarde o en la noche, en cualquier rincón del territorio nacional se escucha una consigna de contenido político, promoviendo la venta como una mercancía cualquiera de las gracias y supuestas virtudes de un candidato, o se destaca la necesidad de depositar el voto en las urnas el próximo 20 de mayo para salvar la democracia.

Pero no es solamente aquí. En todos los países atrasados y dependientes como el nuestro, los espacios electorales sirven para unos vivos obtener pingües beneficios económicos, ya sea caravaneando, en los bandereos, exhibiendo una cachucha, o juramentándose por décima vez; otros, aprovechan el proceso para meditar, analizar y sacar conclusiones a la luz de la realidad que está viviendo nuestro pueblo, y qué se puede hacer en el futuro como contribución para liberar a las grandes mayorías nacionales de la ignorancia, el atraso y la opresión en todos los órdenes.

En vista de que formamos parte de la sociedad dominicana, nos resulta imposible mantenernos al margen de lo que a diario se está viviendo en la presente contienda electoral, que más que una competencia de diferentes, se ve como una lucha entre iguales o tan parecidos que parecen ser los mismos.

Aunque podemos decir hoy, a nivel electoral, que nuestro reino no es de este mundo, tenemos nuestras propias opiniones de lo que está ocurriendo, y es por lo que nos hemos motivado a exponer las ideas contenidas en este escrito.

I.- EL MEDIO SOCIAL Y SU INFLUENCIA. LA CLASE MEDIA Y LOS VICIOS SOCIALES.

A cualquier ser humano le resulta difícil sustraerse a la realidad resultante del ordenamiento social donde ha nacido, vivido, desarrollado y lleva a cabo sus actividades. Cada fenómeno tiene incidencia en la forma de actuar de los que habitan allí donde se ha producido, y será asimilado dependiendo de clase social en particular.

En razón de que la sociedad dominicana de hoy no es homogénea, los sectores en ella presentes se comportan de manera diferente ante un hecho social. La clase media, aquí y en cualquier lugar del planeta tierra, tiene una actitud totalmente distinta de reaccionar a como lo haría un obrero. La posición clasista combinada con la ideológica, ha de servir de guía al ser humano.

El chisme, la mentira, el engaño y la simulación, son vicios sociales disfrutados en grande por amplio sectores de la clase media del país la cual, sin mucho esfuerzo, acepta como verdad absoluta lo que no es más que el fruto de una perversa maquinación elaborada con el fin de herir, dañar y fastidiar a aquella persona contra la cual va dirigida.

Lo que en un principio se pone a circular como un “me dijeron”, luego la misma versión se difunde como que “yo la vi”, hasta terminar vendiendo “el me dijeron”, como un hecho conocido por todo el mundo, cuando en verdad no es otra cosa que una fabulación, un rumor que salió del cerebro de un malvado.

Lo que se persigue con el rumor, con la información falsa difundida por el perverso rufián, no es más que dañar a la persona contra la cual es dirigido, estropear su buena conducta, maltratar a su círculo familiar, destruir su honra bien ganada, perjudicar su vida pública y privada, en fin, lo que se busca es menoscabar el respeto y la consideración de que se ha hecho merecedor por lo mejor de la sociedad el hombre o mujer víctima del murmullo.

En la medida que una sociedad es más y más atrasada, con mayor firmeza y facilidad penetra en la conciencia colectiva el cuchichear; divulgar lo que ha de herir al ser humano de bien, es una diversión para los mezquinos y cobardes que se sienten muy felices con su comportamiento despreciable. El difamador, malandro e infame siempre anda en alianza impúdica maquinando aquellas cosas feas que golpean en lo más profundo de su alma al hombre o mujer noble.

Se mueven muy bien, se sienten como que están en su agua, aquellos que carecen de talento, y hacen del relajo, la cherchita y el desenfreno una forma de normal comportamiento, y para elevarse en el medio social donde viven no cultivan otra cosa que no sea asquear como repugnantes que son.

Los hombres y mujeres dominados por vicios propios de una sociedad agrietada y en decadencia, como la nuestra, procuran destacarse en aquellas coyunturas o espacios de la vida política y social del país, sin importarles los daños que han de causar a los demás con sus acciones deleznables. Los pelagatos, insignificantes e insidiosos disfrutan sus diabluras, celebran sus pronunciamientos temerarios, sus barrabasadas.

II.- COMPORTAMIENTOS DIFERENTES. NADA DE ACUSACIONES ALEGRES, SIN PRUEBAS. HAY QUE DEMOSTRAR LOS HECHOS ARTICULADOS.

Todos aquellos que nos formamos en el accionar político tomando como base principios ideológicos e ideales de liberación, nunca hemos creído en la politiquería, en reducir a la nada el debate, caer en la diatriba; hemos actuado excluyendo todo aquello que pueda caer en la vulgaridad, en la diatriba, en la invectiva, en la palabra hiriente contra el adversario político.

El quehacer político es rico en iniciativas, en ideas creadoras que sirven para elevar la conciencia de las masas populares, para convencerlas de la justeza de nuestras posiciones, criterios, planteamientos, consignas y programas. Cuando se está armado de la razón y la verdad, no hay que recurrir al insulto, al pasquín, a la ofensa, al vilipendio ni al agravio.

Se reduce como político aquel que tiene que utilizar malas artes para ganar un espacio en el quehacer político nacional. Con este convencimiento hemos actuado en la vida política del país todos aquellos que llegamos a la política en procura de la felicidad de las grandes mayorías nacionales, sin ningún objetivo de alcanzar, por medio de la política, cosas materiales.

La vida nos ha enseñado que se puede llegar a ser un luchador social, difundir sus ideas, sin tener que herir a los que se oponen a ellas. Cuantas veces hemos expuesto criterios que son respondidos o negados por aquellos a quienes nos referimos, o hemos denunciado hechos de interés público que vinculan a personas o instituciones, hemos buscado la forma de demostrar lo denunciado.

En muchos archivos de periódicos del país reposan denuncias que en su oportunidad hicimos de acciones que ponían en entredicho las actuaciones de algunas personas. Siempre tratamos de aclarar o probar lo que habíamos expuesto por los medios de comunicación.

He aquí algunos ejemplos que comprueban lo anteriormente expuesto:

Si hemos tenido a nuestro alcance datos relacionados con acciones dolosas en organismos estatales, las hemos denunciado con pruebas irrefutables. (1)

Cuantas veces hemos sido testigos de violaciones a los derechos humanos, aún a costa de nuestra seguridad personal, hemos exhibido ante la opinión pública las pruebas de los atropellos, señalando por su nombre al autor o autores. (2)

En su oportunidad, denunciamos en forma directa a los que en Santiago comenzaban la distribución y consumo de estupefacientes. (3)

Las veces que han llegado a nuestras manos documentos que prueban el robo de dinero al pueblo dominicano, y ante la indiferencia de las autoridades contra los delincuentes, hemos procedido en nuestro propio nombre contra los que han delinquido. (4)

Así es que se debe proceder. No se puede hacer pública cualquier idea que se tenga con relación a un asunto sin antes haber procedido a su comprobación, o tener en las manos los documentos o testigos que sirven como soporte o prueba de lo que ha sido puesto en conocimiento de la opinión pública.

Una vez hecha una denuncia con relación a un acto negativo con el cual se vincula a una persona, de inmediato la generalidad de los integrantes de la sociedad lo dan como verdadero, aunque no sea verdad, y luego si resulta falsa la denuncia, como quiera la lesión queda; resulta difícil reconstruir la buena imagen una vez ha sido dañada, aunque sea por la acción malvada de un perverso.

El honor, la consideración y la buena reputación e imagen son como la vida y la confianza: cuando se van no vuelven; quien es acreedor de virtudes cívicas y ciudadanas bien ganadas, debe defenderlas hasta la muerte, si han sido lesionadas en forma perversa.

Se debe ser sumamente cuidadoso al momento de hacer una denuncia que puede, en una u otra forma, fastidiar a terceros de buena fe y correcto proceder.

III.- DEBILIDADES QUE DAÑAN LA POLITICA DECENTE

El político mediocre, el portador de la mediocridad es el ejemplo que exhibe ante la sociedad el politiquero carente de talento, intelecto, ingenio, capacidad y lucidez, y que se contenta, como un loro mal amaestrado y peor adiestrado, con repetir todas las sandeces, necedades, imbecilidades y disparates que anida en su limitado cerebro.

El politiquero estúpido, ante la dificultad o imposibilidad de lograr que sus ideas penetren sin atropellar la conciencia de sus conciudadanos, con tonterías, boberías y cuantas cosas insignificantes puedan estar en su desguarnecido cerebro, se contenta con comportarse como bufón bromista, un chistoso de mal gusto.

Una vez se domina la política por medio de un método adecuado, utilizado para ser aplicado a la realidad social, al análisis de los fenómenos sociales, el accionar político se enriquece y llega con más facilidad a las masas populares el mensaje con el cual se procura la orientación correcta.

La política desarrollada en base a la consigna hueca, sin sentido ni contenido, crea confusión, estimula el desorden, motiva la angustia, aniquila la iniciativa creadora del pueblo y termina no aportando nada al avance, a la edificación de los sectores y clases sociales que se busca edificar para su propia liberación.

El politiquero subestima la capacidad, la inteligencia de los electores y electoras; más que políticos, lucen como trastornados mentales aquellos que hacen labor politiquera electoral moviéndose por esas calles de Dios acompañados de comberos que solamente saben difundir vulgaridades, groserías, banalidades y simplezas.

Resulta un contrasentido que en la actual coyuntura histórica, cuando el país cuenta con los intelectuales más brillantes, los profesionales de las distintas áreas más preparados, los hombres y mujeres con más talento, ingenio, agudeza y sagacidad, entonces parece ser que los politiqueros se han creído que la sociedad dominicana de hoy está integrada por tarados, por ciudadanos dominados por la imbecilidad y la torpeza.

IV.- LA ORIENTACION POLITICA CORRECTA

La certera orientación política e ideológica hace posible que los mejores hombres y mujeres del pueblo hagan suyo un programa de reivindicaciones sociales y económicas; la edificación hace avanzar el proceso democrático por caminos correctos, ciertos y con posibilidades de éxitos, con menos sacrificios para los que en cada país son los más y requieren de cambios firmes en la base económica y de las añejas estructuras ya convertidas en retranca para el progreso.

El mensaje liberador le llega a los destinatarios con más facilidad de comprensión cuando quien lo envía lo expone con claridad, ajustado a la realidad social de la nación, sin ruido, bullicio, estridencia, discordancia, ni el rechinamiento que en todo el curso de nuestros procesos electorales amarga la vida a la gente de bien, para los cuales la campaña se convierte en una verdadera pesadilla, en una locura colectiva.

Nuestro pueblo no aspira a recibir mensajes elaborados para ser aceptados como buenos y válidos, que una vez examinados se evidencia que son regalos ideológicos envenenados, diseñados para que sirvan como anestesia para tranquilizar, atontar, adormecer a los que luego se convierten en víctimas de las maquinaciones, tramas, intrigas, confabulaciones y conjuras, obra de los mismos políticos de pacotilla que tanto daño han causado al país con sus perversidades.

Algunos equivocados sen han formado la falsa de que las grandes mayorías nacionales, siempre van a ser víctimas de las maquinaciones políticas de sus enemigos, pero no es así. Todos los pueblos pasan períodos de altas y bajas, de avances y retrocesos, para finalmente alcanzar los objetivos positivos perseguidos.

En el caso específico del pueblo dominicano hay un proceso trunco desde la desaparición física de Trujillo, hasta ahora, que para romperlo se tiene que dar una batalla en la cual el verdadero pueblo se haga, con su triunfo, dueño definitivo para siempre de su destino. No olvidemos que en la lucha política y social, los pueblos condensan veinte (20) años en un (1) día, lo que se traduce diciendo que el yugo que los dominicanos y dominicanas no han roto en más de cincuenta y cinco años, pueden hacerlo añicos en pocas horas.

La receptividad del pueblo dominicano, su vocación democrática, su sentido de civismo, debe ser coronado con el proceder limpio, decente y de altura de aquellos que aspiran, desde los órganos e instituciones del Estado, a convertirse en sus fieles intérpretes.

La palabrería, el insulto y la grosería en nada hacen sentir bien ni llenan en estos momentos las expectativas de los dominicanos y dominicanas.

Los electores y electoras hace mucho tiempo han demostrado estar preparados para escuchar propuestas, promesas, proyectos electorales resultantes de programas que recojan puntos importantes de las necesidades más imperiosas, urgentes, aquellas que imponen soluciones inmediatas en el orden social, político e institucional.

La realidad dominicana nos enseña que hace muchos años que las masas populares están por encima del comportamiento de la generalidad de los que dicen y creen ser sus líderes. El conductor, el guía político no es aquel que busca cautivar el sentir del pueblo por medio del lenguaje soez, fuera de tono, y sin sentido ni contenido, sino el que sabe elevarse, colocarse a la altura que demandan las circunstancias, aplicando en cada caso y coyuntura el método de ucha adecuado, y que el pueblo, sin mayores sacrificios puede aceptar y ejecutar, para lograr lo que persigue.

Están totalmente equivocados aquellos que se definen como líderes políticos, y no son más que vulgares mercaderes del accionar político. No es lo mismo incidir en la política para ganar el voto en el proceso electoral por medio de dádivas, obsequios, agasajos, sobornos y donaciones materiales de toda índole, que ganarse la confianza, la voluntad y el respeto por medio de la buena conducta, la prédica certera y oportuna, por llevar a la conciencia de los hombres y mujeres del pueblo un mensaje liberador y confiable. El cariño y respeto sembrado con ideas, perdura; la simpatía coyuntural que se gana con el regalo de cosas materiales, crea respaldo de ocasión.

V.- EL PUEBLO Y LA PARTE FEA Y BONITA DE LA POLITICA. SUS ALTERNATIVAS. SU DECISION.

La participación en la política tiene sus puntos claros y oscuros, y nuestro pueblo ha sido testigo viviente de esa verdad porque ha tenido que vivir en forma directa y cruda, durante más de cincuenta años, la parte fea de la política, aquella que pone en práctica quienes subestiman a lo mejor del país ejecutando politiquería de orilla, de baja estofa, propia de cafres, de truhanes de todos los calibres, que han recurrido a la truculencia, actuando como verdaderos tremebundos.

El pueblo también ha vivido el lado bonito del accionar político, motivado por el dirigente serio que hace sentir bien al pueblo con el mensaje transmitido y recibido con agrado, con alegría y que genera convicciones de honradez, honestidad, lealtad y nobleza, entrega e hidalguía. Esto es lo que los hombres y mujeres de bien del país buscan y quieren sentir de la política; lo lindo, lo agraciado, en si, la parte humana de aquel que se inserta en la lucha social para bien, no para hacer el mal ni para hacer vida fácil apoyándose en la denigración de los de abajo, de los que sufren espiritual y materialmente.

Los enemigos tradicionales del pueblo dominicano no deben confundir la situación de hoy, caracterizada por la negación de una vida digna a las masas, como aceptación permanente de conformismo, resignación, docilidad, entrega y sumisión incondicional a los que han utilizado el poder del Estado sin otra limitación que su propia voluntad.

Aquí, aunque algunos pretendan desconocerlo, se están acumulando injusticias de toda índole que van a desembocar en una confrontación no buscada ni querida por el pueblo, sino que lo están impulsando a ella por las acciones políticas, económicas y sociales en su contra.

Los pueblos se interesan por alcanzar las conquistas, resolver sus problemas cardinales por la vía pacífica, sin recurrir a métodos violentos, pero raras veces ocurre así.

Las acciones de fuerza las generan los grupos sociales que se convierten en retranca de los cambios, dejándoles a las masas desposeídas dos posibilidades: aceptar tranquilamente, con resignación su opresión, o luchar por todas las vías por su liberación.

No le queda otra alternativa a los de abajo que sacudirse, motorizar las transformaciones que la sociedad demanda desde hace años y años, y que han sido postergadas sin justificación valedera alguna.

No se detienen los procesos sociales por represión impuesta desde arriba, ni por mucha miseria que sufran las masas desposeídas. La rueda de la historia de la humanidad la han empujado siempre los que en cada país son los más.

VI.- A MANERA DE CONCLUSIONES

Existe diferencia entre los fenómenos sociales y los naturales. Es posible predecir cuándo el país va a ser afectado por un ciclón, pero es imposible saber el día que aquí va a producir un fenómeno de naturaleza social que permita cambiar por completo toda la base económica sobre la cual descansa el ordenamiento social vigente.

Si la política fuera una rifa, pudiéramos saber el día preciso que el pueblo dominicano se va a liberar de tantas y tantas injusticias, de tantos y tantos procesos electorales burlones, de tantos y tantos politiqueros negociantes de la politiquería.

El día preciso no lo sabemos, pero de que llegará de eso no nos cabe la menor duda, como tampoco se pone en discusión que después de la mañana viene la tarde.

Aspiramos a que el nuevo amanecer del pueblo dominicano llegue en forma pacífica, lo menos doloroso posible, con el menor sacrificio.

Lamentablemente, la disyuntiva de que el desenlace sea violento o pacífico no depende de las grandes mayorías nacionales, sino de la inteligencia o testarudez de los que son los menos, pero controlan el poder político, económico y social del país.

El próximo día 20 de mayo el que esté dispuesto a votar que lo haga con mucho gusto, es su derecho; el que no quiere hacerlo, también se le respeta su negativa. Pero que nadie se confunda, unas son las elecciones, y otras, muy distintas, las votaciones.

El que crea que ha sido testigo de un proceso digno de elecciones libres, que le vaya bonito. El que considere que no ha sido motivado ni edificado por ninguno de los candidatos, que se quede como simple testigo de la presente coyuntura electoral.

lunes, 21 de mayo de 2012

EL PODER DEL CARISMA DEL LIDER

Cuando un ser humano descubre sus dones y talentos y los desarrolla, su vida se llena de energía, entusiasmo, pasión y fe. Es por ello que se suele describir al líder carismático como un ser con un alo de energía especial. El líder lleno de propósitos claros, logra que aquellas personas perdidas en su norte, hallen una luz que desean seguir. Esa luz es el líder que muestra una ruta (Visión).

Siempre que escuchamos hablar de los grandes líderes, asociamos su vida y sus actos a muchas características individuales que les hace ser y hacer diferentes.

Una de las características del líder exitoso es su carisma, pero el sentido real de la palabra carisma se ha apartado permanentemente de la verdad que guarda el significado del concepto y su verdadera aplicación.

La palabra carisma viene del griego Krisma y de su análogo Kharis que significa gracia o don; en su sentido etimológico e histórico es el conjunto de dones o talentos otorgados por la divinidad a una persona, que deben ser ejercidos para poder influir positivamente en el cumplimiento de un fin común que permita la evolución personal.

A comienzos del siglo XX, el carisma fue secularizado por el sociólogo alemán Max Weber, quien planteó que algunas figuras excepcionales habían revolucionado la política por la fuerza de su personalidad. El afirmaba que su carisma era un don que los apartaba de los hombres ordinarios.

Se ha malentendido el término carisma, al considerarlo como un halo de personalidad arrolladora de fuerza, belleza y hasta poder.

En realidad el líder carismático es aquel que centrado en las relaciones, ordena y utiliza comprometidamente sus talentos, dones y recursos, en beneficio de otras personas, permitiéndoles crecer y evolucionar.

La obligación carismática de todos los líderes no significa entonces la manipulación, coacción física o moral o condicionamiento para lograr un fin que sólo favorezca a un individuo -generalmente el que está arriba-

Es seguro que los grandes líderes han tenido una capacidad de oratoria capaz de mover mentes y corazones hacia el compromiso, sin embargo, es esta tan solo una cualidad (don) que el individuo ha recibido y que está poniendo al servicio de otros.

El carisma -escribe el antropólogo de Harvard, Charles Lindholm- es un lazo emocional inexplicable y compulsivo. Aun cuando se piensa que el carisma es intrínseco al individuo, sólo puede revelarse en la interacción con los demás. El carisma, afirma Lindholm, es sobre todo una relación o fusión entre el ser interior del líder y el seguidor.

¿Y al final para que sirve el carisma?

Cuando un ser humano descubre sus dones y talentos y los desarrolla, su vida se llena de energía, entusiasmo, pasión y fe. Es por ello que se suele describir al líder carismático como un ser con un alo de energía especial. El líder lleno de propósitos claros, logra que aquellas personas perdidas en su norte, hallen una luz que desean seguir. Esa luz es el líder que muestra una ruta (Visión).

Ese magnetismo personal que el líder posee, se manifiesta de diferentes maneras y en diversos individuos, pero se revela especialmente en los momentos en que otros son incapaces de actuar. El líder carismático se llena de energía y es quien actúa primero. El carisma o magnetismo personal no es algo que aparezca de la noche a la mañana o que no tenga nada que ver con el carácter, la posición o la experiencia. Si el líder espera realmente ser bueno, no es suficiente con poseer dones o habilidades especiales, si no los sabe usar. El conocimiento es fundamental para que el líder demuestre su capacidad de apoyar y despertar la credibilidad.

El líder no es sólo una persona que puede atraer e influir en otros; es aquel capaz de demostrar cómo se hacen las cosas. Esto llena de inmensa confianza a sus seguidores y de fuerza inspiradora al líder.

El carisma entonces está asociado enteramente con lo que llamamos el poder personal. Este es el estilo de poder que el líder real ejerce, mientras que el típico jefe aplica su poder por posición o poder asignado.

El líder carismático (desarrollando sus dones a favor de los demás) cuando mezcla su poder personal con su poder asignado o por posición, logra ejercer una poderosa influencia en los demás, llevándoles a los más fértiles terrenos del compromiso.

William Ramos Pardo

jueves, 17 de mayo de 2012

OBSERVADORES SE REUNIRÁN CON CANDIDATOS

JCE reitera cédulas entre 2000 y 2012 siguen vigentes

ELECCIONES. CIUDADANOS CON EL DOCUMENTO DE ESA FECHA PODRÁN VOTAR
  
La Junta Central Electoral (JCE) afirmó ayer que todas las cédulas de identidad y electoral que tienen fecha de vencimiento durante los años de 2000 al 2012 están vigentes, por lo que los ciudadanos que tengan el documento “vencido” podrán ejercer el voto sin ninguna restricción ni inconveniente.

La reiteración fue hecha por Félix Reyna, director de comunicaciones de la JCE, quien dijo que esa cédula también tiene vigencia para realizar todas las actividades normales, ejercer todos los consecuencia, quienes tienen este documento con fecha de vencimiento en los años 2002, 2003, 2004, y así sucesivamente, hasta el 2012, no tienen la necesidad de sacar un nuevo plástico”, dijo.

De igual modo, Reyna aclaró que en la actualidad no se está expidiendo una nueva cédula y que solo se están otorgando duplicados.

En otro orden, el director de comunicaciones de la JCE precisó que el organismo ha tomado las medidas necesarias para enfrentar cualquier interrupción en el servicio energético, para lo cual cuenta con seis sistemas de electricidad internos, como inversores y plantas eléctricas.

Medidas seguridad

Como parte de las medidas de seguridad que implementa la JCE para propiciar que no haya ningún tipo de interrupción durante el proceso de transmisión de los resultados de las elecciones, el organismo comicial dispuso la suspensión del Internet externo en la sede de esa institución.

La disposición fue comprobada ayer por reporteros que cubren la fuente en visitas realizadas a varias de las oficinas de la JCE, en algunas de las cuales se comunicó que es una medida que se toma en cada proceso electoral y que en algunas ocasiones se hacía hasta un mes antes de las elecciones.

La comunicación entre las oficinas de la JCE en lo que resta de las elecciones será a través de un sistema de intranet que solo funciona a lo interno de la institución.

“Desde ayer en la tarde no tenemos Internet, pero eso se hace en cada una de las elecciones, y ha ocurrido que en ocasiones la desconexión se ha hecho hasta un mes antes de las elecciones”, dijo a Listín Diario uno de los funcionarios de la JCE.

La medida de eliminar el Internet exterior en la sede de la JCE hasta que concluyan las elecciones fue dispuesta desde el martes a las seis de la tarde, según las explicaciones de los propios empleados.

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ENCUENTRO EL DÍA ANTES DE LAS ELECCIONES
LOS OBSERVADORES REUNIRÁN CANDIDATOS

Los candidatos presidenciales se reunirán el próximo sábado con los observadores internacionales que se encuentran en el país, a horas diferentes de la mañana en el Hotel Hilton. Los encuentros serán de manera individual cada media hora y se inician a las 9:00 AM de ese día, hora en que el candidato presidencial del PRD, Hipólito Mejía, sostendrá el primer encuentro con las delegaciones de observadores internacionales, entre los que estará Tabaré Vázquez, jefe de la misión de la OEA. De 9:30 a 10:00 AM, le tocará a Danilo Medina, candidato del PLD, mientras que de 10:00 a 10:30 AM será con Max Puig, candidato del Partido Alianza por la Democracia (APD).

Luego habrá un receso de unos 15 minutos, pero a las 10:45 seguirán los encuentros con el candidato presidencial del Frente Amplio, Julián Serulle; de 11:15 a 11:45 le toca a Eduardo Estrella, candidato del Partido Dominicanos por el Cambio, y de 11:45 a 12:15 del día se reunirá con Guillermo Moreno, candidato del partido Alianza País. Para este jueves está programado un coctel de recibimiento por parte de la Junta Central Electoral en el Club de Sans Souci.