Cuando un ser humano descubre sus dones y talentos y los desarrolla, su vida se llena de energía, entusiasmo, pasión y fe. Es por ello que se suele describir al líder carismático como un ser con un alo de energía especial. El líder lleno de propósitos claros, logra que aquellas personas perdidas en su norte, hallen una luz que desean seguir. Esa luz es el líder que muestra una ruta (Visión).
Siempre que escuchamos hablar de los grandes líderes, asociamos su vida y sus actos a muchas características individuales que les hace ser y hacer diferentes.
Siempre que escuchamos hablar de los grandes líderes, asociamos su vida y sus actos a muchas características individuales que les hace ser y hacer diferentes.
Una de las características del
líder exitoso es su carisma, pero el sentido real de la palabra carisma se ha
apartado permanentemente de la verdad que guarda el significado del concepto y
su verdadera aplicación.
La palabra carisma viene del
griego Krisma y de su análogo Kharis que significa gracia o don; en su sentido
etimológico e histórico es el conjunto de dones o talentos otorgados por la
divinidad a una persona, que deben ser ejercidos para poder influir
positivamente en el cumplimiento de un fin común que permita la evolución
personal.
A comienzos del siglo XX, el
carisma fue secularizado por el sociólogo alemán Max Weber, quien planteó que
algunas figuras excepcionales habían revolucionado la política por la fuerza de
su personalidad. El afirmaba que su carisma era un don que los apartaba de los
hombres ordinarios.
Se ha malentendido el término
carisma, al considerarlo como un halo de personalidad arrolladora de fuerza,
belleza y hasta poder.
En realidad el líder carismático
es aquel que centrado en las relaciones, ordena y utiliza comprometidamente sus
talentos, dones y recursos, en beneficio de otras personas, permitiéndoles
crecer y evolucionar.
La obligación carismática de
todos los líderes no significa entonces la manipulación, coacción física o
moral o condicionamiento para lograr un fin que sólo favorezca a un individuo
-generalmente el que está arriba-
Es seguro que los grandes líderes
han tenido una capacidad de oratoria capaz de mover mentes y corazones hacia el
compromiso, sin embargo, es esta tan solo una cualidad (don) que el individuo
ha recibido y que está poniendo al servicio de otros.
El carisma -escribe el
antropólogo de Harvard, Charles Lindholm- es un lazo emocional inexplicable y
compulsivo. Aun cuando se piensa que el carisma es intrínseco al individuo,
sólo puede revelarse en la interacción con los demás. El carisma, afirma
Lindholm, es sobre todo una relación o fusión entre el ser interior del líder y
el seguidor.
¿Y al final para que sirve el
carisma?
Cuando un ser humano descubre sus
dones y talentos y los desarrolla, su vida se llena de energía, entusiasmo,
pasión y fe. Es por ello que se suele describir al líder carismático como un
ser con un alo de energía especial. El líder lleno de propósitos claros, logra
que aquellas personas perdidas en su norte, hallen una luz que desean seguir.
Esa luz es el líder que muestra una ruta (Visión).
Ese magnetismo personal que el
líder posee, se manifiesta de diferentes maneras y en diversos individuos, pero
se revela especialmente en los momentos en que otros son incapaces de actuar.
El líder carismático se llena de energía y es quien actúa primero. El carisma o
magnetismo personal no es algo que aparezca de la noche a la mañana o que no
tenga nada que ver con el carácter, la posición o la experiencia. Si el líder
espera realmente ser bueno, no es suficiente con poseer dones o habilidades
especiales, si no los sabe usar. El conocimiento es fundamental para que el
líder demuestre su capacidad de apoyar y despertar la credibilidad.
El líder no es sólo una persona
que puede atraer e influir en otros; es aquel capaz de demostrar cómo se hacen
las cosas. Esto llena de inmensa confianza a sus seguidores y de fuerza
inspiradora al líder.
El carisma entonces está asociado
enteramente con lo que llamamos el poder personal. Este es el estilo de poder
que el líder real ejerce, mientras que el típico jefe aplica su poder por
posición o poder asignado.
El líder carismático
(desarrollando sus dones a favor de los demás) cuando mezcla su poder personal
con su poder asignado o por posición, logra ejercer una poderosa influencia en
los demás, llevándoles a los más fértiles terrenos del compromiso.
William Ramos Pardo
William Ramos Pardo
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