Trajano Potentini. |
Danilo Medina pudiera estar tomando con mucho aplomo la responsabilidad de
ser el Presidente de la República a partir del próximo 16 de agosto, pero quizás
nunca pensó que tendría que lidiar con el encanto de sus conciudadanos por los
puestos.
Medina
no solamente tiene ante sí la renovación total del Gobierno actual para imponer
desde el principio su sello y hacer justicia con muchos de sus seguidores que
han esperado largos años abajo, sino que tiene que ofertar al país buenas y
nuevas caras.
Algunos
de los actuales ministros y administradores van camino a cumplir 12 años en sus
poltronas. La mayoría de los funcionarios de larga o menos larga data desean
“sacrificarse” nuevamente por la salud de la República, sin pensar en los
otros.
El
incontenible encanto por los puestos públicos muchas veces no se entiende.
Aunque el Gobierno es el mejor patrón, los sueldos de la administración pública,
a excepción de los que dirigen los bancos y superintendencias, son realmente
bajos.
La
gente ordinaria, dadas esas circunstancias, piensa que los que quieren empleos,
a veces cuando tienen sus curules de senadores y diputados, simplemente buscan
acumular más fortuna y distraer los fondos de los contribuyentes.
En
época del doctor Balaguer a un funcionario lo nombraron en la Lotería Nacional,
cuando esa institución era solvente y de ahí lo destinaron a la Cementera. Los
reporteros de la época comentaron que ese funcionario había sido llevado “de la
papa al puré”.
No
a los corruptos
El anuncio hecho por el vocero del presidente
electo Medina, señor Roberto Rodríguez Marchena de que los señalados por actos
de corrupción no irán al nuevo Gobierno, pudo haber sido el tipo de declaración
que el público de abajo apreciaría.
En
el mismo programa en el cual el tenido como futuro vocero del Gobierno advirtió
que los corruptos no caben, dijo que el presidente electo está siendo acosado
por los que buscan empleo, gente del PLD. A ellos se unen los de la sociedad
civil, partidos aliados y simples trepadores.
Si
más tarde o temprano se trataría de aclarar lo dicho, como se estila últimamente
de que las declaraciones de funcionarios son sacadas de contexto, la realidad es
que, fiel a la indiscreción dominicana, los propios aspirantes han puesto a
correr los rumores.
Rodríguez
Marchena pudo haberle hecho un favor al presidente electo Medina, quien ahora en
su gira por Colombia y Brasil, donde se ha visto con los jefes de Estado de esos
dos países, no estaría en una posición cómoda para hacer advertencias. En la
pasada campaña el licenciado Medina dijo que con él no trabajarían
corruptos.
Balaguer
decía en privado que sabía a qué se dirigían los funcionarios que le pedían
altas posiciones en las antiguas empresas de CORDE, en los bancos del Estado y
en otras instituciones de recaudación. Los nombraban a sabiendas de lo que
harían.
Dañaron al régimen
Los que han sido señalados por supuestos actos
de corrupción fueron una espina para el régimen del presidente Fernández a lo
largo de sus tres períodos a cumplir en agosto, dañaron su imagen y cerraron las
puertas a los militantes de la base del PLD.
Al
verse a muchos apegados a sus puestos, y el ejemplo del vicepresidente de la
CDEEE, Celso Marranzini es el mejor ejemplo, queda entre los ingenuos la
pregunta de qué buscan los funcionarios y aspirantes, excepto su “sacrificio”,
sin que preocupe lo que se dice en la calle.
La
CDEEE ha sido una fuente de conflictos para el Estado. Durante el gobierno de
los diez años del doctor Balaguer, se culpó de la crisis a su sindicato, el cual
fue desbandado. Después a los administradores. Los “sabios” de los tres partidos
no han podido resolver el problema de los apagones.
Qué
sentido tiene, se podrían preguntar los ingenuos, que alguien de la llamada
sociedad civil o del empresariado deje sus intereses particulares al descuido
para ir al Gobierno cuando se sabe que los sueldos son moderados y la sospecha
pública pendiente.
El
médico psiquiatra César Mella Mejías advirtió el domingo en el programa Sea
Usted el Jurado, que los consultorios psiquiátricos tienen que prepararse para
recibir pacientes que dejarán los puestos públicos a partir del próximo agosto,
ante la ansiedad de no ser reconfirmados.
El
médico cree que algunos de los que aspiran a las posiciones en el Gabinete y
otros despachos y que no sean favorecidos con los decretos del presidente
Medina, también sufrirán la depresión en su afán voraz de copar el
presupuesto.
Otros
añorarán las escoltas, los choferes, las placas y pasaportes oficiales, el
viajar en primera clase, el hartazgo en restaurantes y los portazos que dan a
los de abajo; al volante de sus vehículos, se perderán en las laberínticas y
sucias calles de la capital y estarán sin remedio a merced de los Amet.